La temperatura ideal para dormir es de entre 15 y 21 ºC, en invierno, y entre 23 y 26 ºC en verano. Si es superior o inferior, el sueño, muy posiblemente, se verá afectado. Esto es así porque el cuerpo, al sentir más frío o más calor, realiza tareas de autorregulación, lo cual provocará cambios en el ritmo del reloj biológico.
Además, la edad, el sexo, las patologías que se tengan y la actividad mental también son otros factores que influyen de manera directa en el descanso. Y es que no todas las personas perciben la temperatura de la misma manera, por lo que algunas tendrán más frío de lo normal y otras, más calor, lo que les llevará a poner la calefacción o el aire acondicionado más fuerte y dormir en una estancia mal acondicionada.
Con la subida de la temperatura durante los meses de verano y los picos de frío durante el invierno, cada vez son más las personas que preguntan por la temperatura ideal que deberían tener en casa. Por eso, desde Provaiser queremos profundizar en el tema para daros toda la información posible.
Lograr la temperatura ideal ayuda a conciliar adecuadamente el sueño y a sufrir menos despertares nocturnos, ya que el organismo no tendrá que hacer una autorregulación. Por el contrario, cuando no existe la temperatura correcta, se interrumpe el sueño con el fin de iniciar esa autorregulación. Una señal de que la temperatura no es la adecuada es despertarse con sudor o con frío. Las principales consecuencias de no tener los grados óptimos en la habitación son:
El calor o el frío del exterior no se puede controlar, pero sí el de la habitación donde se vaya a dormir. Así pues, hay algunas cosas que se pueden hacer para subir o bajar los grados y acomodar el cuerpo a la temperatura ideal para conciliar el sueño:
En invierno hay ocasiones en el que las temperaturas descienden por debajo de lo esperado. En estos casos recomendamos usar alfombras, camisetas térmicas y dobles mantas para entrar en calor durante las horas más frías de la noche.
Las alfombras evitan que el calor se marche a través del suelo, sobre todo si son alfombras gruesas que cubren grandes cantidades de espacio en el suelo. También es importante colocar burletes en ventanas y puertas exteriores para evitar que se cuele el frío por las aberturas que queden sin cerrar.
En definitiva, hay que prestar atención a cuál es la temperatura ideal para dormir, con el fin de evitar problemas de sueño, que interferirán en la calidad de vida de las personas. Si crees que tu vivienda necesita mejorar su aislamiento térmico para evitar fugas de temperatura, solo debes contactar con nosotros y te ayudaremos con lo que necesites.
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