Ventilar nuestra vivienda es esencial para que la calidad del aire sea la adecuada si queremos llevar una vida sana e higienizada. Por eso, airear nuestra casa no es una manía, ni un gesto de personas mayores, sino una actividad que aporta paz y salud a nuestra vida cotidiana. Sabemos que, en ocasiones, podemos estar en contra de abrir las ventanas para evitar desequilibrios en la temperatura y, por eso, en Provaiser vamos a daros los mejores consejos para mejorar la calidad del aire en casa.
Es extraña la familia que no realiza este sencillo procedimiento de renovación del aire, pero en caso de que queden dudas, mostremos a continuación cuáles son las consecuencias de una deficiente o nula aireación:
No hay nada como la práctica más antigua y popular: el aire natural corriendo de forma cruzada es el mejor regulador de la calidad del aire. Para ello se han de abrir ventanas o puertas que se encuentren en sitios opuestos. Crear una corriente de aire en casa facilita su renovación, eliminando gases, olores y el ambiente cargado con facilidad.
Ahora bien, echemos un vistazo a las posibles dudas que puedan surgir:
Lo ideal serían unos diez o quince minutos; no obstante, si se trata de una estancia especialmente cargada, dejar que siga corriendo el aire sería lo más recomendable.
En las épocas en las que el ambiente de la calle sea agradable podemos dejar abierto durante horas para renovar el aire constantemente. En este caso te recomendamos que no dejes la persiana totalmente levantada para evitar que entre polvo o suciedad.
La primera hora de la mañana es la que aporta el aire más fresco y puro, y, en caso de ser verano, sería el horario que más nos convendría por la poca intensidad de los rayos, del mismo modo que por la noche. En este caso, apagaríamos las luces para evitar la entrada de mosquitos. Sin embargo, si hablamos de la estación invernal, el mediodía supone el mejor momento, ya que coincide con la mayor exposición solar y el sol siempre es un elemento que limpia cualquier ambiente de nuestra casa.
Debido a la acumulación de gases y olores, la cocina sería la estancia que necesita mayor tiempo para la renovación de la atmósfera. Es cierto que casi todas incorporan campanas de extracción, pero este método no es suficiente si buscamos purificar la estancia. Por otro lado, si no lo hacemos, el aire contaminado puede ser la cuna ideal para que aniden bacterias y otros patógenos no deseados.
El cuarto de baño, por otra parte, almacena la humedad de las duchas de agua caliente que se convertirán pronto en manchas de moho negro absolutamente nocivas. En general, es un cubículo en el que se acumulan olores desagradables de forma natural, de modo que lo más aconsejable es abrir las ventanas y puertas el mayor tiempo posible (para que desaparezcan también los restos de productos higienizantes).
En cuanto a los dormitorios, es necesario recordar que, mientras dormimos, se acumula CO2 que necesita ser eliminado al día siguiente. Por último, en lo que respecta a los demás ambientes de la casa (sala de estar, recibidor, despacho…) lo que debemos tener en cuenta es ventilar mientras limpiamos.
En definitiva, la calidad del aire depende, en gran medida, del empeño que nosotros le pongamos para que se renueve. Eso sí, si le añadimos la ayuda de profesionales cualificados que realicen una obra de impermeabilización o de aislamiento adecuada a nuestra casa, el resultado será francamente perfecto.
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