La historia del aislamiento térmico en los años 2000 está repleta de detalles interesantes. Como hemos visto estos últimos meses en el blog, el aislamiento térmico ha ido progresando y mejorando a lo largo de la historia. De hecho, el aislamiento que se implantaba en las viviendas en los años 80 no tiene nada que ver con el que se aplica desde 2000 en adelante. Por eso, a lo largo de este texto queremos pararnos a analizar cada una de las innovaciones de la época.

Hoy en día, a la hora de realizar una certificación energética, es difícil conocer qué tipo y grosor de aislante térmico tiene una vivienda, si es que lo tiene. Para saber si una vivienda tiene aislante térmico y de qué aislante y grosor se trata, se pueden observar los cerramientos que tiene el edificio o la vivienda. O también se puede conseguir esta información en puntos o lugares donde se puedan apreciar el espesor y el tipo de aislante utilizados, en el caso de que exista.

Estos puntos son las cajas de los enchufes, las cajas de las persianas o las trampillas de los falsos techos. Además, las viviendas de los años 90 hicieron varios cambios en este sentido, por lo que es importante comprobar el año de construcción de la vivienda para saber qué señales debemos tener en cuenta.

La historia del aislamiento térmico en los años 2000

Las novedades del aislamiento en los años 2000

CT-79

El punto más importante de la historia del aislamiento térmico en los años 2000 tiene que ver con una nueva norma. La colocación de aislantes térmicos en las viviendas no era frecuente hasta la entrada en vigor de la norma de obligado cumplimiento CT-79. Eso sí, lo que se hacía era poner dobles ladrillos con cámara de aire interior en las fachadas. Por lo que, a la hora de realizar un certificado energético en un edificio anterior al 80, podemos afirmar con seguridad que no tiene ningún tipo de aislante térmico.

Técnicas y materiales

Fue a partir de los años 80 cuando se empezó a poner de forma obligatoria el aislante térmico en las viviendas. A partir de 2000, los espesores que se han usado de manera más usual en las distintas partes de los edificios son las placas de XPS, de entre unos 4 y 6 cm de aislante térmico en fachadas. Pero el poliuretano, al ser un método rápido, fácil de aplicar y sin juntas, siguió usándose frecuentemente como aislante de fachadas.

Aislamiento en edificios antiguos

La historia del aislamiento térmico en los años 2000 también está ligada a otros cambios en la forma de aislar. En las cubiertas de los edificios se emplean materiales similares a los utilizados en las fachadas, pero con unos espesores algo superiores. Fue en los 90 cuando se generalizó la utilización de un aislante de entre 3 y 4 cm en cubiertas.

En 2000 y antes de la llegada del CTE, se siguió aplicando un aislante de unos 3 o 4 cm, hasta 2009, aunque también aparecieron edificios con un aislante térmico de 5 o 6 cm en la cubierta.

Fue ya sobre 2005 cuando se empezó a tener conciencia de la pérdida de calor que traían las medianerías y se tomó la determinación de apostar por unos aislamientos de 3 cm de grosor, pero estos no tienen nada que ver con los niveles que se aplican a día de hoy, de los cuales se hace uso como si se tratara de una fachada más de la vivienda, siendo aislamientos térmicos muy superiores.

La historia del aislamiento técnico en los años 2000: una base sobre la que seguir mejorando

Otro de los grandes hitos de la historia del aislamiento térmico en los años 2000 tiene que ver con el cambio de paradigma que se produjo a nivel de concienciación. Si ya en los años 90 hablábamos de que los profesionales y los dueños de los inmuebles eran conscientes de la necesidad de mejorar considerablemente las técnicas de aislamiento. En los 2000 se llevaron a cabo algunos de esos grandes cambios y se extendió entre toda la población la necesidad de reducir el consumo energético en la vivienda.

Beneficios de los aislamientos térmicos

Por consiguiente, el uso de un buen aislante hace que las viviendas y los edificios puedan ahorrar hasta un tercio de energía, lo que permite que el consumo eléctrico sea menor y logra, además, cuidar el medio ambiente. Siendo uno de los motivos principales de este aumento un mal aislante de la vivienda. Por tanto, se da una pérdida constante de energía, ya sea por la cubierta del edificio, la fachada, el suelo o las ventanas o los balcones de la vivienda.

Por lo que un buen aislamiento térmico en la vivienda no solo producirá una bajada en la factura eléctrica, sino que también permitirá contar con un hogar mucho más saludable y aislado del frío del invierno y del calor del verano. Y favorecerá el disfrute de un hogar tranquilo y sin ruidos, alejado de la contaminación acústica del exterior. Ahora que ya conoces la historia del aislamiento térmico en los años 2000, ¿a qué estas esperando para disfrutar de un edificio mucho más confortable?