Se acerca el invierno, y esta vez no es la frase de una serie de ficción. El verano está llegando a su fin, las temperaturas empiezan a descender y, en un poco más de un mes, muchas familias empezarán a plantear la posibilidad de poner la calefacción en casa. Sin embargo, este año la cosa es mucho más complicada debido al precio del gas y la electricidad que disparará nuestras facturas mucho más de lo que nos gustaría.
La gran mayoría de las familias calentarán sus hogares utilizando radiadores, pero ¿sabemos realmente cómo funcionan?
¿Cómo funciona un radiador?
Los radiadores son un componente esencial del sistema de calefacción más frecuente en los hogares españoles: la calefacción de gas. Aunque también se utilizan los eléctricos, los radiadores de agua caliente están mucho más difundidos gracias a su mayor eficiencia. Suelen ser de aluminio y, en algunos casos, de hierro fundido.
Cada uno forma parte de un circuito de calefacción, cuyos elementos principales son los siguientes:
- Fuente de energía: Sobre todo, gas natural.
- Caldera: Su función es calentar el agua o el fluido caloportador mediante combustión.
- Sistema de tubos: Por los que circula el fluido desde la caldera hasta los radiadores.
- Radiadores: Son los emisores de calor.
El funcionamiento de un radiador es relativamente simple. La caldera calienta el agua a una temperatura de entre 55 y 75 grados y la bombea hacia el sistema de tubos, que la distribuye por todos los radiadores de la vivienda. El agua caliente que circula por el interior del radiador hace que este, por convección, comience a irradiar calor. Cuando el líquido se enfría regresa a la caldera a través de un tubo de retorno y comienza el circuito de nuevo.
¿Cómo transforma la electricidad en energía calorífica?
La mayoría de las calderas de gas funcionan con una fuente de alimentación eléctrica. Una vez enchufada, la electricidad activa el quemador de la caldera. Este es el componente encargado de iniciar la combustión del gas. La combustión calienta el líquido caloportador, que sale bombeado hacia el circuito de tubos conectados a los radiadores destinados a transmitir el calor.
¿Cuánto tiempo dura el calor generado por los radiadores en una vivienda estándar?
Conviene recordar que encender y apagar los radiadores constantemente no es la mejor manera de optimizar el consumo de energía. Es recomendable regular el termostato, calcular bien el momento del día en que la calefacción es más necesaria y apagar los radiadores solo por la noche o durante una ausencia larga.
Se aconseja seleccionar bien las horas en las que va a funcionar el radiador y tener en cuenta que tarda aproximadamente media hora en calentarse. Cuando se cierra, la duración del calor depende de factores como los metros cúbicos de la vivienda, el tipo de suelo y de ventanas y, sobre todo, la calidad del aislamiento térmico. Si las ventanas no tienen burletes y el inmueble no dispone de un aislante térmico adecuado, el calor y la temperatura agradable desaparece en pocos minutos.
¿Cuánto puede consumir a lo largo de un día?
El consumo depende de diferentes factores, entre otros, el tamaño de la vivienda, el número de radiadores, el tipo de caldera, el clima o el tipo de aislamiento existente. Según un informe del IDAE (Instituto para la Diversificación y Ahorro de Energía), el consumo promedio anual de gas natural en España es de 7 921 kWh por vivienda. Si tenemos presente que el 57.1 % de esta cantidad se destina a la calefacción, el consumo diario es de 12.1 kWh.
¿Cómo cambia el rendimiento de los radiadores con la implantación de un aislamiento térmico en la vivienda?
Gran parte de la energía utilizada para calentar un inmueble se dispersa a través de los elementos que están en contacto con el exterior del edificio, como techo, suelo, paredes y ventanas. Se calcula que un aislante térmico adecuado permite ahorrar un porcentaje de energía de hasta el 60 %. Ello se traduce en un ahorro muy significativo en las facturas y en una mejora del rendimiento energético.
Un buen aislamiento térmico, aplicado correctamente y realizado con materiales adecuados como celulosa, lana de vidrio o lana de roca, ofrece, además, muchas más ventajas: es más sostenible, contribuye al aislamiento acústico y reduce las diferencias de temperatura y humedad dentro de las habitaciones. Asimismo, permite tener los radiadores apagados durante más tiempo.